Orden del Sepulcro
En la antigüedad existían tres clases de caballeros: De Honor y Devoción, los de Justicia y los de Gracia Magistral, nombrados por el Gran Maestre título honorífico. En la actualidad, la Orden se divide en tres grados: Caballeros, Comendadores y Grandes Cruces.
En lo que se refiere a esta orden en España, hay que decir que al encontrarse el país en la época de la Reconquista, no había que salir de él para luchar contra los mahometanos. Claro que de esta labor se encargaban en alto grado los Caballeros Templarios hasta el punto que, en Cataluña, el conde soberano Ramón Berenguer III tomó el hábito de esta orden.
En Aragón, el rey Alfonso I el Batallador quiso hacer otro tanto, pero eligiendo la Orden del Santo Sepulcro, y la instituyó heredera de su reino y dominios, conjuntamente con la del Hospital y la del Temple, según su testamento de 1.134. He aquí cómo, de hecho, quedaban tres órdenes Militares como soberanas del reino de Aragón, hecho insólito no dado hasta entonces. No obstante sus Maestres tuvieron el buen tino de declinar dicha soberanía sobre todo al comprobar que el reino se alborotaba porque decidieron ceder sus derechos al conde soberano de Barcelona Ramón Berenguer IV que así ceñía en sus sienes la Corona de Aragón. Muy agradecido por la merced, el soberano catalán ingresó en la Orden del Santo Sepulcro, pero sin renunciar a la gobernación de sus Estados, con lo cual la citada orden quedó firmemente asentada en Cataluña. Las otras dos Órdenes Templarios y Hospitales, renunciaron asimismo a sus derechos sobre la corona de Aragón y el asunto quedó definitivamente resuelto.
Los caballeros del Santo Sepulcro continuaron batallando contra los musulmanes hasta el punto que el rey Jaime I el Conquistador los hizo objeto de grandes y ricas mercedes.
Para indicar la descendencia de la orden al Patriarca de Jerusalén, en las iglesias de esta Orden siempre se ostentaba en su fachada la cruz patriarcal de doble traviesa.
Texto Sandra Cólera
Historia de la Orden del Sepulcro